El título te sonará a un contrasentido ¿verdad? Pero así es Sentosa. Tiene la forma de un pequeño triángulo al sur de Singapur y, en ella, los aires tropicales del Asía del sur comienzan a tomar mayor intensidad.
El trayecto corto que la une a la isla mayor de Singapur termina en una verde llanura en la que se mezclan los suntuosos hoteles, una nutrida flora y la fauna locales que parecen muy acomodados al conjunto de exhuberancias artificiales al servicio del entretenimiento del visitante.
Sentosa en malayo significa “la paz y la tranquilidad”. Coincidencia o no, la visitan más de cinco millones de turistas al año. Se puede llegar a ella por el Sentosa Express Monorraíl, Un servicio de transporte muy efectivo. Pero también puede hacerse la ruta por autobús y teleférico.
Si bien los edificios tienen una arquitectura bastante moderna y las playas son más que hermosas, lo más interesante en Sentosa son sus parques, tanto los naturales como los temáticos. Las dos terceras partes de la isla están cubiertas por una espesa vegetación en la que la fauna silvestre (aves, monos lagartos y sobre todo insectos) se asienta. El Parque de las mariposas (más de 15 000 de 50 especies con ejemplares hasta de 15 centímetros.
El Acuario de Sentosa es uno de sus baluartes turísticos. El museo cuenta con una variedad de 250 especies marinas de todo el mundo, incluyendo una laguna en la que se pueden apreciar una variedad de delfines. Se permite, incluso a los visitantes interactuar con ellos.
Entre los parques temáticos están Volcalonand (recreación artificial de un volcán real), las canciones de mar que se basa en las ondas acústicas que hacen particularmente los delfines y que recorren el mar. El turismo ecológico en Sentosa es una alternativa interesante. Claro, la isla tiene otros motivos para visitarla. Pero, ya habrá momento para hablar de todas ellas con detenimiento.