La oportuna señalización le indica cuál es el camino que debe tomar para no perderse. Le conduce hasta el famoso volcán Pacaya, situado en San Vicente de Pacaya (Guatemala) y, eso sí, la caminata no será al uso. Aventura y riesgo, a partes iguales les esperan. Ya se lo advertimos…
No queremos asustarles ni mucho menos pero deben saber que ascender a un volcán, no es ‘moco de pavo’. Ahí va la explicación: resulta que, particularmente éste, es bastante activo, lo que se traduce en ríos de lava, erupciones, y un olor a azufre que, en algunos tramos les hará el viaje imposible.
En fin, si aún así no se amilana y quiere experimentar qué se siente ascendiendo por este volcán sagrado, desde aquí les animamos a que lo intenten. Ahora bien, con las máximas precauciones posibles. Lo curioso, es que se ha convertido en un destino turístico casi ‘familiar’. Hay muchas familias que prefieren subir al cerro, mejor adaptado y de más ‘fácil’ recorrido… (¿?).
De hecho puede escoger el medio de transporte. Desde contratar los servicios de un guía experimentado, subir en mula o bien (es lo más inteligente, por cierto), cruzar en un funicular, cualquier cosa es casi posible, incluso probar a quedarse a dormir bajo ríos de lava. O eso es lo que al parecer hizo un aguérrido aventurero de nombre Christian.
Existe un pequeño centro de interpretación en la base del volcán donde, una vez adquirido el billete con la tarifa correspondiente, le permitirá subir hasta lo más alto… si puede. Según relatan los que lo han intentado, la experiencia es arrebatadora: caminar entre lavas, con el fuerte viento soplando en tu espalda, y sobre todo, presenciando unas increíbles vistas, a lo largo del recorrido, que suele durar una hora y media.
Maravilloso paisaje que se completa con el lago de Amatitlán. Ah!, y de paso, les indicamos estos sabios consejos de otro forofo de la escalada volcánica…
Vía| Volcán de Pacaya