Jorn Utzon, creador y constructor de uno de los edificios más emblemáticos del mundo, la Ópera de Sidney, murió el pasado sábado, en su casa de Dinamarca. Tenía 90 años de edad, y a sus espaldas, una vida dedicada a la arquitectura con mayúsculas.
Vecino de Mallorca, durante sus últimos años, Utzon ha sido y sigue siéndolo, un arquitecto rompedor y vanguardista, fiel a un estilo en el que cobra fuerza la integración paisajística y su capacidad de asimilar otras culturas para superponerlas en sus obras.
Tras una interesante experiencia, sus primeros años, realizando proyectos de encargo, en su país de origen (Dinamarca), donde construyó las famosas Casas Kingo, y en otros lugares escandinavos como Suecia, Utzon envió uno de sus dibujos, con el diseño de un nuevo edificio para la Ópera de Sidney, y fue seleccionado, entre otros muchos, calificándosele en su día, como obra única.
Ya es sabido, los quebraderos de cabeza, polémicas incluídas, que envolvió el proyecto, de una gran complejidad, por cierto, y como, Utzon tuvo que abandonar por interminables presiones gubernamentales. Por fortuna, más tarde, pudo retomarlo y solventar así las deficiencias observadas de los arquitectos que retomaron la obra.
Hoy en día, este edificio que asemeja un barco con las alas desplegadas al viento, y para otros, el caparazón de algún galápago, brilla con fuerza gracias a su cubierta, en la que el danés se arriesgó mediante el uso de elementos innovadores.
Tras su regreso a Dinamarca, le dio tiempo de realizar otras obras interesantes como la Iglesia Bagsvaerd, en 1973, y otras propuestas en edificios y bloques de viviendas, igualmente vanguardistas.
Vía |El Pais
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