En la ciudad de Rivoli, al norte de Italia, en la región del Piamonte, se posiciona sobre un promontorio, el Castillo de Rivoli, un lugar de peregrinación durante siglos (fue allí donde se veneró la Sábana Santa), y hoy sede del Museo de Arte Contemporáneo de Turín. Edificio declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Se cree que el recinto data de los siglos IX-X. A partir del siglo XII, pasó a ser propiedad de la familia real de los Saboya, con lo que el edificio adquirió un abolengo, convirtiéndose en casa residencial de la familia, que le acompañó hasta las postrimerías del siglo XVIII. A partir de ahí inició su declive antes de que fuera recuperado a finales de los setenta del siglo pasado para convertirse en Museo Nacional de Arte Contemporáneo de la ciudad de Turín.
La singularidad de su arquitectura, en la que se reúnen diversos estilos a lo largo de la historia, le han otorgado una importancia que sigue latente a pesar de los años. El vasto edificio, lugar venerado en tiempos, conserva una galería del siglo XVII, una de las más antiguas de todo el Piamonte, denominada Manica lunga, que fue proyectada por el arquitecto Vitozzi y rematada por los hermanos Castellamonte.
Sometido a varias restauraciones, tras el saqueo que sufrió a manos de los franceses de Napoleón Bonaparte, Victor Amadeo de Saboya, que acabaría preso y cautivo en su propia casa, ordenó construir una nueva fachada, inacabada, a Filippo Juvara, nombrado primer arquitecto de la Corte y que plasmó sus obras barrocas en edificios de Turín, conocido igualmente por diseñar el Palacio Real de Madrid y la fachada del Palacio de La Granja de San Ildefonso.
Hoy, su interior alberga las propuestas más innovadoras de arte contemporánea, convirtiéndose en uno de los museos más reconocidos de toda Italia en esta disciplina. La galería , antigua pinacoteca, fue acondicionada como espacio artístico.
Vía|Wikipedia
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