Siempre me han atraído los faros. Su privilegiada posición presidiendo la costa, su arrogancia majestuosa junto al acantilado, en una isla, o en pleno mar, me fascina. Construcciones ‘adoradas’ durante miles de años, fuentes de vida para las poblaciones donde se asientan, alumbramiento para marinos en noches cerradas…
Y me he quedado maravillada con esta fotografía. Pertenece al faro más antiguo de Maine, estado norteamericano que tiene el privilegio de contar con un total de 60 faros por toda su costa. Y es que Maine, en la parte más septentrional de Estados Unidos, en la frontera con Cánada, ocupa una vasta extensión de Nueva Inglaterra, una de las zonas pobladas por los colonos ingleses en el siglo XVII. Seguramente, el ‘faro de Portland Head’ recibió a otras expediciones que, junto a las que llegaron a Massachusetts, conformaron los primeros asentamientos.
Tal que éste, el resto de faros que se sitúan a lo largo y ancho del litoral, suelen funcionar también como centros de interpretación históricos y como museos donde conocer los pormenores de su construcción y funcionamiento.
Veamos algunos más. Teniendo en cuenta que Maine está rodeado de islas, es lógico pensar que los faros constituyen un referente fundamental para sus habitantes. Cerca de la costa de York, en Cabo Neddick, se encuentra ‘Nubble Light’, y en la Isla de Burnt, puede recorrer la zona en una barca donde le explicarán cómo es la vida de un farero.
Adentrándonos hacia la bahía de Blue Hill, el faro ‘Bass Harbor‘ es la estrella del lugar. Su vista desde el acantilado es impresionante. Y no lo es menos teniendo en cuenta que se encuenra dentro del Parque Nacional de Acadia, con una lente roja que data de 1.858. En Casco Bay, está emplazado el más potente de todo Maine (‘Cape Elizabeth Light’), en este caso en el Parque Nacional ‘Two Lights’.
Para llamativos, sin duda, el ‘West Quoddy Head’, en el extremo oriental. Sus franjas rojas y blancas, se ven a leguas de distancia.
Más info|El Mundo viajes