Un pasajero ha pilotado un Boeing 747, sobre el vuelo LH403 de Lufthansa. Despegó el pasado 19 de noviembre desde Newark (Estados Unidos) directo a Francfort (Alemania), pero aterrizó a Dublín (Irlanda). Pero no se ha tratado de una desviación, sólo de una dichosa coincidencia.
Lo que ha ocurrido ha sido que al segundo piloto de Lufthansa le dio un fuerte dolor de cabeza mientras el avión, con 264 pasajeros a bordo, se encontraba en vuelo. No está claro lo que ha ocurrido, pero no creo que las azafatas hayan tomado el altavoz y hayan preguntado si entre los pasajeros hubiera alguien capaz de pilotar el avión. Es más probable que hayan controlado la lista de los pasajeros, en búsqueda de un médico, y así se hayan percatado, que también había un piloto entre estos.
De todos modos, el pasajero ha prestado su ayuda, sentándose junto al piloto y cumpliendo las funciones del segundo piloto. Y bien podía hacerlo, ya que se trataba de un piloto alemán que trabaja en la compañía North American Airlines, con licencia de vuelo para los Boening 767. ¡Pues vaya suerte que han tenido!
Vista la situación, el vuelo aterrizó en Dublín, donde el piloto enfermo fue llevado al hospital y donde se ha provisto a su sustitución, esta vez según los procedimientos canónicos. Así el vuelo continuó hacia su destino, Francfort, donde aterrizó con seis horas de retraso.
Todo bien lo que acaba bien, pero los de Lufthansa han sentido el deber de precisar que se ha tratado de un procedimiento regular, aunque de emergencia, y que en todo caso, también sin la ayuda del pasajero, las azafatas de vuelo habrían sido capaces de ayudar al comandante.
Vía | dailymail.co.uk