Mucho se ha escrito sobre la cultura de los incas. De su reinado, quedan valiosísimas muestras, principalmente relacionadas con el arte, y edificaciones tan conocidas como Machu Picchu. Siguiendo el curso del Urubamba, y tras dejar a un lado las minas de sal de Maras, una estructura circular sorprendente surge en el camino. Forma parte, dicen los historiadores de los ‘tesoros ocultos’ del imperio inca…
30 metros de profundidad mide el cículo desde lo más alto, dimensiones que aún hoy en día impresionan, si pensamos que fueron indígenas de esta zona del Perú los que la construyeron. ¿Con qué finalidad?. Habrá que echar mano a la historia. Desde que fueron descubiertas, por Shirppe Johnson en 1932, el lugar se convirtió en punto de estudio de los expertos en culturas precolombinas.
Finalmente, se llegó la conclusión de que podría haberse utilizado como una especie de laboratorio agrícola donde se cultivaban especies tan utilizadas por los indígenas como la hoja de coca, que frecuentemente usaban como estimulante, y como remedio al denominado ‘mal de altura’.
Lo más curioso es que, hay teorías que apuntan a que la estructura fue obra de la civilización ‘ovni’ (una especie de pista de aterrizaje) al igual que las pirámides de Egipto. Al margen de teorías más o menos creíbles, es indudable que quién las construyó, contaba con conocimientos en geografía y meteorología excepcionales, ya que al parecer, cada una de las terrazas concéntricas que se superpone a la anterior, reproduce las condiciones climáticas de diferentes zonas ecológicas ancaicas.
Por lo que, según esta teoría, en el interior del cículo, la temperatura sería más alta que en el exterior, disponiéndose por este método, las especies sembradas, con lo que se convertiría en una especie de zona para experimentar toda clase de cultivos.
Para descubrir esta belleza arqueológica, distintas agencias de viajes y ‘tour operadores’ organizan visitas a la región. De las que he podido encontrar en internet, ésta le lleva desde Cusco hasta la población de Maras, recorriendo parte de la cordillera del Vilcanota, y visitando el ‘invernadero’ de Moray, las salineras y otras zonas del valle sagrado de los incas.
Vía|Wikipedia