Y por fin llegamos a la Praça Marquês de Pombal, de forma circular y con al centro un monumento dedicado al Marqués de Pombal, personaje importante en la historia de Lisboa que aquí se conmemora. Su imagen la hayamos en lo alto de una columna, con su mano encima de un león (símbolo del poder) y con sus ojos que miran hacia la Baixa.
Para ver las esculturas e inscripciones que se encuentran en el pedestal y que narran sus empresas, la mejor cosa es acceder al centro de la plaza a través del pasillo subterráneo. Por estos pasillos también se puede llegar a la estación de metro Rotunda y al Parque Eduardo VII; pero este ya queda en las afueras de Lisboa.
Nos queda todavía por ver la Praça da Figueira que es muy grande y se encuentra cerca de la del Rossio, donde una vez se levantaba un Hospital que fue destruido durante el terremoto del 1755. El espacio vacio que quedó tras la destrucción del Hospital fue usado sucesivamente como un mercado, donde habían sobre todo fruta y verduras.
La plaza tuvo muchos nombres, en 1835 se pusieron árboles y luces y en 1849 se cerró con una cerca que tenía 8 puertas; hasta que en 1882 se construyó finalmente un mercado cerrado, con material metálico y 4 torres, logrando convertirse en el emblema de Lisboa, donde también solían realizarse fiestas en honor a los Santos Patronos de la ciudad.
Actualmente cumple nuevamente con la función de plaza, tras la demolición del mercado debida a la necesidad de ampliar y modernizar las calles de la ciudad. En una esquina encontramos la estatua ecuestre de Juan I, visible también desde la La Praça do Comercio.
Pero ahora elevémonos un poquito…
Vía| mundocity.com
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