Adentrémonos en el corazón de la Catedral de Barcelona, que se origina a raíz de la destrucción de una basílica de tres naves en el año 925. La historia y el gran significado espiritual que guarda entre sus enormes columnas y alrededores ha convocado a una masiva cantidad de fieles y turistas, que llegan desde diferentes partes del mundo para conocer el legado de su estilo nórdico y romántico tardío.
Aunque los restos de la anterior basílica destruida por al-Mansur se encuentran en el Museo de la Historia de la Ciudad de Barcelona, se sabe que para el año 1046 el obispo Guislabert inició la gestión para construir una nueva sede de la cual no se tienen suficientes referencias. Fue en 1298 cuando el obispado de Bernat Pelegrí en colaboración con el gobierno del rey Jaime II decidió dar comienzo a la construcción de la basílica actual.
El proceso de edificación fue lento y gradual, incluyendo un tramo de varias décadas, como la cripta dedicada a Santa Eulalia (siglo XIV9, el claustro (siglo XV), el trascoro y órgano (siglo XVI), y la fachada inacabada hasta comienzos del siglo XX.
La construcción de la Catedral de Barcelona estuvo a cargo de los arquitectos Josep Oriol Mestres y August Font i Carreras, responsables de culminar la majestuosa obra inspirada en un dibujo original del siglo XV realizada por el arquitecto francés Mestre Carlí. Es por eso que el estilo de la catedral no es gótico catalán (como muchos piensan), sino más bien un estilo nórdico.
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