Una cosa es cierta: las niñas iraniés nunca jugarán con una Barbie viajera y ni mucho menos podrán dormir en habitaciones de hotel come esta, donde el tema de la habitación es la Barbie y todo está decorado de rosa con los colores y motivos típicos de la fashion doll.
¿El motivo? Que a los iraníes no les gusta la Barbie y le han declarado guerra porque “es poco islámica”, ¡y eso queda claro!: las curvas de la silueta de la muñeca resultan demasiado provocativas para los clérigos, con “destructivas consecuencias culturales y sociales”.
Así que en Irán, la “policía de la moral”, llevan tres semanas haciendo la ronda para asegurarse de que las muñecas no estén a la venta. Y la verdad es que está prohibido vender la Barbie desde 1996, aunque esta prohibición siempre se ignoró y hasta nació una alternativa nacional, la robusta Sara, con trajes nacionales que respetan la norma islámica ocultando el cuerpo de la muñeca de cabeza a pies.
De modo que si tenéis pensado visitar Irán con vuestra hija, mejor dejar la Barbie en casa.