Las salsas pueden ser una verdadera goduria para el paladar y si uno tiene ganas de probar se convierten en una experiencia cotidiana del viaje.
Eso pasa también en Europa, especialmente con la Mostaza. Estamos hablando de decenas de diferentes tipos, dependiendo del país, del plato y de la frescura de los ingredientes. Olvídense de los anónimos tubos industriales y prueben la mostaza fresca y artesanal de los productores locales.
La reina es la francesa de Dijon. Aunque también Italia es famosa por su mostaza, sobre todo en Cremona y Mantua. Otro país donde encontramos la tradición de la mostaza es Alemania; en Mónaco, la mostaza picante encima de las legendarias Bratwurst es más que una institución. Sin embargo, la salsa de mostaza caracteriza también otras tradiciones culinarias, como la inglesa o la holandesa, menos conocidas pero muy sabrosas.
Un condimento de uso común en España es sin duda el Wasabi, este se hace con el rábano y normalmente se sirve con el Sushi. En Japón, el wasabi se pone entre el arroz y el pescado en el sushi o rallado encima del Sashimi, una experiencia años luz de los polvos verdecitos que normalmente se usan para el wasabi en nuestros restaurantes. Pero como el wasabi es picante hay que comerlo despacio. Y según el uso común sirve para abrir el tercer ojo y para alargar la vida.