En una inmersión reciente cerca de la isla de la Gonâve, uno de los activistas de Reef Check dijo que había sido testigo de un espectáculo deprimente, un desierto de coral muerto cubierto de algas y esponjas, y casi carente de peces.
Los activistas de Reef Check están intentando hacer algo, organizando premios para financiar la conservación y la formación de voluntarios locales que se ocupen de la protección, de la responsabilización de los pescadores y del control de la barrera. Pero está claro que el problema no puede resolverse a través de estas campañas limitadas.
El problema debe ser abordado por el gobierno, con la creación de un parque marino y con los controles adecuados para que se respete la prohibición de la pesca.
La falta de protección de los recursos naturales y de instituciones de áreas protegidas, tanto en tierra como en mar, son el resultado de una gestión política sin sentido y la consecuencia de un círculo vicioso que sólo conduce a la pobreza y la muerte.
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