Túnez ha logrado mantener su propia identidad a lo largo de los años, con una hermosa vista a la naturaleza propia del país y diferentes estilos clásicos que continúan resurgiendo y se perciben en el estilo de vida de sus habitantes. Aquí un breve repaso por los diferentes sitios atractivos de la capital tunecina.
La escena que encontramos en Túnez es realmente sorprendente y no dejará de serlo. Así por ejemplo los ancianos visten de chéchias y los jóvenes con pantalones vaqueros y camisetas. Por otro lado, no es novedad que nos topemos con una gran cantidad de flores de jazmín que decoran las calles más importantes de la capital con un toque muy particular.
El centro de la ciudad aún se mantiene físicamente dividida en dos barrios distintos: la antigua medina árabe y la ville nouvelle (ciudad nueva), creado en la época colonial por los franceses.
Se dice que todo camino conduce a Roma, pero en la medina de Túnez, los caminos parecen conducir a la Mezquita Zeytouna, construido en 732AD y fundada por los árabes en el siglo VIII. Se trata de un complicado laberinto de callejuelas y zocos que incluye todo tipo de monumentos islámicos que representan el corazón histórico y espiritual de la ciudad.
En tanto, la arteria principal de la nueva ciudad se concentra en la avenida Habib Bourguiba, con sus palmeras bien cuidadas, terrazas de cafés y pastelerías exquisitas, al mejor estilo europeo: con diferentes avenidas, arquitectura colonial blanca, el bullicio de las oficinas y los jóvenes yendo al cine o de compras. La propuesta es tentativa y vale la pena.