Fotografía: AllJourney
Una vez dentro del Ajala Spa podemos sentir el interior cálido y sereno ambiente de relajación, con estatuas de Buda, pantallas con paneles de madera y plantas exóticas. Posteriormente nos aguarda una bata de baño súper cómoda zapatillas flexibles antes de que uno de los terapeutas del local nos muestre la sala de tratamiento.
Por otro lado, la habitación en sí es preciosa: por donde se la vea, con dos camas vírgenes ubicadas junto a un baño independiente y de color azul oscuro. La iluminación y música suave también son factores muy precisos para generar una atmosfera de mucha tranquilidad.
En cuanto a la rutina de masajes la cosa es así: primero se comienza con una exfoliación de aceite de argán y arroz de grano para eliminar la piel muerta del cuerpo y prepararla para el masaje con piedras calientes. Como se sabe, las propiedades de estos instrumentos naturales son muy relajantes gracias al calor de sus piedras volcánicas de basalto que calientan y relajan los músculos del cuerpo, mejorando la circulación y calmando el sistema nervioso.
Antes de iniciar la sesión de masajes es necesario darse una breve ducha. Seguidamente es el momento de recostarnos y dejar que la aplicación de aceite que prepara nuestra piel para el uso de piedras planas y lisas haga efecto instantáneo en nosotros. Justamente la sensación que generan estas maravillosas piedras al momento de deslizarse por nuestros músculos es como si un chorro de agua caliente y exquisita nos recorriese de pies a cabeza.
Terminada la hora de masajes quedamos como nuevos y listos para continuar con nuestra vida ajetreada totalmente renovados.