Una opción siempre escogida por los amantes de la literatura –y por otros no tanto– consiste en la visita hacia los lugares donde las célebres figuras han desarrollado sus obras o donde han vivido al menos por un determinado tiempo.
La ronda de bares literarios en Dublin significa un recorrido que va desde el Trinity College, la universidad en la cual estudió Oscar Wilde, hasta el Davy Byrnes, sitio visitado por Leopold Bloom en la obra “ulises”. A su vez, la residencia de Pablo Neruda, ubicado en Santiago de Chile, presenta una peculiar vista al Pacífico, inspiración del fantástico escritor.
Si se desea conocer la Praga de principios de siglo XX, el Museo de Kafka presenta una novedosa combinación de manuscritos, fotografías e instalaciones audiovisuales. A su vez, los amantes de Key West pueden conocer el clima en el cual trabajaba sus obras si visitan su hogar de Hemingway.
La Granja Hill Top exhibe el hogar de Beatrix Potter, con su laberíntico jardín propio del siglo XVII; mientras que la residencia de Karen Blixen en Nairobi, significa ni más ni menos que la residencia de la autora en los años ’20.
En Sidney, el Camino de los Escritores permite un recorrido por las placas de célebres personajes de la historia como Charles Darwin y D H Lawrence. Por su parte, en el Museo de Bashō, ubicado en Tokio, pueden apreciarse todavía los recuerdos y manuscritos de Matsuo Bashō.
Un lugar altamente recomendable es el cementerio de Père-Lachaise, en París, donde descansan los restos de famosos escritores como Proust, Oscar Wilde y Colette; mientras que en la Green Gables House en Charlottetown, situada en la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá se encuentra la casa donde Lucy Maud Montgomery se inspiró para escribir su libro “Ana de las Tejas Verdes”.