A escasos días para celebrar San Valentín, el patrón de los enamorados, hay una ciudad en centroeuropa que ha sido conocida, especialmente durante las últimas décadas como la ciudad de los ‘love locks’ (candados de amor). Las parejas sellan su amor eterno entre las calles de Pécs, ciudad húngara, mezcla de culturas y pueblos, y ahora también ‘inundada’ de expresiones del sentimiento más universal . Sólo tiene que pasearse por el casco antiguo y encontrar una verja, seguro que de ella cuelga algún que otro candado.
La práctica de este deporte de ‘colgar candados’ parece que no es nueva. En otras ciudades como Tata, también en Hungría, la tradición se remonta a años atrás . Se dice que tras colocar el candado con el nombre grabado de la pareja, la llave debe ser tirada al río. (Qué río, eso ya es elección de los enamorados en cuestión), para que nadie pueda encontrarla, y por tanto, el amor se mantenga imperturbable entre ambos.
Entre sus ‘visitantes’ más ilustres, los Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, durante uno de sus viajes, fueron invitados por el alcalde de Pécs, en el año 2003, a que sellaran su amor practicando esta costumbre local. Se dice que doña Letizia guardó la llave que luego tiraría en el río Manzanares, a su vuelta a España.
Prueba de la pasión de los habitantes de esta urbe por este objeto, son sus innumerables muros y verjas, ‘atestados’ de miles de candados, lo que ha provocado más de un quebradero de cabeza para las autoridades municipales húngaras que intentaron ‘oficializar’ un único muro aunque sin éxito puesto que, tanto los propios lugareños como los turistas, aprovechan cualquier verja para depositar su candado.(Por cierto, la costumbre ya se ha extendido por casi todo el mundo, aunque se multa en muchas de ellas).
Pecs, ciudad designada para convertirse en capital cultural europea en 2010, posee, sin embargo, un interesante patrimonio cultural y artístico, que repasaremos en una próxima ocasión.