En Oimiakón no hay estructuras hoteleras, si alguien desea visitarlo se debe alojar en las casas de las personas; bueno, si logran llegar, ya que el suelo del pueblo está permanentemente congelado formando permafrost y también la gasolina de los autobuses se solidifica una vez apagado el motor.
Obviamente aquí no hay ningún tipo de cultivo, aunque se puede observar un poco de vegetación autóctona. Los alimentos naturales están constituidos por pescado, carne y leche de reno y de caballo; aunque también aquí hay que abrir una paréntesis, puesto que el pescado se congela en 30 segundos (una vez pescado) y lo mismo le pasa a la leche que viene vendida bajo una forma parecida al queso, por este motivo este tipo de alimentos se conservan en los sótanos de las casas.
También muchos objetos de la vida cotidiana aquí se vuelven inutilizables ya que los elementos por los que están compuestos pueden cambiar su estructura atómica. Un ejemplo son los móviles que aquí se estropean de manera irreversible, como le sucede a este tipo de aparatos si expuestos a temperaturas bajo los 40 grados (aunque sea por poco tiempo).
Y no quiero ni pensar como se las apañan en las ocasiones de peligro o de emergencia sanitaria en un lugar así, quizás a las mujeres embarazadas no se les rompan las aguas sino que se les congelan. 🙂
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