Nos encontramos en Viganella, un pequeño pueblo de 185 habitantes situado en el Valle Antrona (Piamonte, Italia). Este poblado sufre de un problema desde los primeros dias de noviembre hasta febrero, la falta de luz debida a la presencia de una cordillera que oscura el sol creando una grande zona de sombra. ¿Y cómo se las han apañado para resolver el problema?
Si el sol no llega a Viganella, Viganella se inventa el sol. De esta manera decidieron resolver el problema construyendo un grande espejo que haga las veces del sol y lo colocaron en la montaña, para que pueda reflejar la luz del verdadero sol.
Construir el sol artificial costó sobre los 100.000 euros, aunque los costes de gestión son muy bajos, sobre los 80 euros al mes y se deben al hecho que el espejo se mueve de manera opuesta al movimiento terrestre, para poder aprovechar la luz del sol lo más posible. Aunque dicen que el reflejo de la luz no calienta, no produce energía e ilumina poco, puesto que no se trata de una instalación fotovoltaica.
El Espejo de Viganella ha suscitado un gran interés mediático a nivel global y son muchos los curiosos y turistas que se acercan al pueblo, lo que pasa es que el pueblo no cuenta con estructuras turísticas de ningún tipo: nada de hoteles, bares, restaurantes, baños públicos; nada de nada. Y tampoco tienen dinero para construir algo en ese sentido, así que si alguien quiere aprovechar de la ocasión ya sabe.
Vía | comune.viganella.vb.it