Así es, el próximo 18 de Octubre las aspas del mítico teatro barcelonés, El Molino, volverán a girar para devolver el esplendor al “Paral·lel”, la avenida del espectáculo.
La historia del teatro más emblemático de Barcelona comienza cuando en 1899 abrió sus puerta por primera vez como “La pajarera catalana” comenzando a hacerse un hueco en el mundo del espectáculo. En abril de 1905 cambio de propietario y pasó a llamarse “Gran salón del S. XX” que alternaba espectáculo y pases de cine. En 1908 volvió a cambiarse el nombre a “Petit Moulin Rouge”, el cual duró hasta 1916 como copia del famoso cabaret parisino por la similitud de los espectáculos que ofrecí
En 1910 el teatro sufrió unas reformas proyectadas por el arquitecto Joaquim Raspall dandole el aspecto modernista de la época, muy al gusto de la burguesía catalana.
En 1926 el local dejó de ofrecer espectáculo durante un periodo breve de tiempo para convertirse en la sede del partido Unión Patriótica Española fundado por Miguel Primo de Rivera.
En 1929, año en que en Barcelona se celebra la Exposición Universal, el teatro remodeló su fachada y es cuando se le acoplan los elementos del molino y sus aspas.
En 1936 volvió a cambiar su nombre por el de “Moulin Rouge” que se mantuvo hasta el final de la Guerra Civil. En 1939 con la dictadura de Franco se obligó a castellanizar los nombres y quitar la palabra “rojo” por sus connotaciones políticas, y es así que queda definitivamente como “El Molino”.
El Molino estuvo abierto hasta 1997 y siempre fiel a la filosofía de espectáculos de Cabaret y variedades. La crisis de aquellos años afectó a varios teatros del “Paral·lel”, el cambio en la forma de ocio del público y las pocas ayudas que recibía hicieron que sus aspas se pararan.
Trece años en los que el futuro del teatro era un desconcierto y lo peor que podía pasar es que cayera en el olvido y la ruina para pena de los barceloneses. Pero hubo un momento en el que se oyó que El Molino volvería a la vida de la ciudad.
La remodelación ha sido dirigida por el ingeniero industrial Àngel Llobet y se ha mantenido la fachada original, aunque ha crecido en altura, considerada Patrimonio de la Ciudad por el Ayuntamiento de Barcelona.
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