Respira. Relájate. Los hammam o baños árabes constituyen una experiencia singular en la que se añade de manera delicada el exotismo del entorno en el que se lleva a cabo, al cuidado puramente higiénico.
En las culturas en las que nacieron, este tipo de baños desempeñaron un importante papel como puntos de reunión social. Se situaban en edificios públicos divididos en varias salas: vestíbulo de ingreso, sala fría, sala templada y sala caliente.
Los hammam actuales han añadido en muchos casos sala de masaje y tetería. Todo el ritual de pasos que conllevan los hammam, en los que baño, relajación y masaje se combinan, nos conduce a un pasado de sofisticación: perfumes y aromas, luz en los mosaicos, la suave caída del agua…
Deja de imaginar y sumérgete en ellos: Andalucía ofrece una gran cantidad de hammames para olvidarse del bullicio cotidiano y bañarse en exotismo. Dos de los mejores son:
¿Qué mejor lugar en Granada para un hammam que los pies de la Alhambra, en el antiguo barrio del Albaicín? Los baños árabes de Granada es la mejor opción. En el corazón del barrio árabe, el edificio que alberga estos baños data de los siglos XIII-XIV, y su estructura invita a pensar que el inmueble se ubica en un antiguo hammam. Cara a cara con la historia.
Muy cerca de la catedral, en una pequeña callejuela del casco histórico de Jerez, este hammam Andalusí constituye toda una experiencia tanto por sus tratamientos (con chocolate o aloe vera natural) como por el edificio en el que se ubica: una casa-palacio del XVIII, rehabilitada según técnicas artesanales tradicionales, con estucados, artesanados, azulejos, tallas y labrados.
El baño andalusí, que incluye exfoliación corporal, baño de arcilla, mascarilla facial y masaje es uno de sus tratamientos más completos.
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