Tallinn es la capital de Estonia, el país más pequeño del Báltico. Hasta hace bien poco la increible belleza de su centro histórico no había sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad y el turismo era considerado curiosidad de unos pocos.
La primera impresión del Vanalinn, así se llama el centro antiguo, es la uniformidad de sus tejados rojos, la multitud de campanarios en forma cono puntiagudo, las pinceladas de arquitectura rusa, la limpieza de las calles y la sobriedad de las fachadas.
En la calle Lai Tanäv del centro histórico hay un montón de restaurantes dónde degustar platos típicos.
Cruzando la antigua muralla por la puerta Viru, se ve la plaza del Ayuntamiento (Raekoja Plats), la calle Sajakang llena de pastelerías y tiendas de recuerdos, la Iglesia del Espíritu Santo, o las casas de los ricos comerciantes de la calle Pikk. Perderse por sus calles es lo ideal.
Desde la colina Toompea se puede contemplar la mejor panorámica de Tallinn. Allí puedes visitar la catedral de Alexander Nevsky, la iglesia luterana de Toomkirik o descansar en el café Pierna Larga (parada de rigor para todo turista).
Aprovecha la ocasión para visitar otras localidades de la costa estona. Tanto si se alquila un coche como si lo se prefere ir en ferry, es imprescindible ir a la ciudad de Haapsalu (dónde Tchaikovsky o el zar Nicolas II pasaba por sus calles), la isla de Hiiumaa y su Reserva Ornitológica de Käina o las islas de Muhu y Saaremaa (naturaleza pura).
Aunque la sensación que transmiten sus habitantes es fria y distante, no te dejes llevar por los tópicos porque por la noche la ciudad se transforma y su carácter se abre al extranjero más fácilmente de lo que en principio puedas pensar.
Más información| Tourism Tallinn, Guia Estonia, Tallin Wikipedia,