En la serranía de Arocha, a 690 metros de altura sobre el nivel del mar se encuentra la antigua población de Cortegana, principal centro de la sierra occidental onubense. La localidad vive en la falda de un cerro donde se alza el castillo medieval, que fue un jalón fronterizo en los avances de la Reconquista.
La estructura del castillo obedece a la técnica musulmana de fortificación, aunque tiene influencias europeas con detalles románicos y góticos. En el sur sobresale la Torre del Homenaje, levantada a raíz de unas obras que se hicieron en el castillo a principios del siglo XVI.
Entre su arquitectura religiosa destacan la iglesia de San Sebastián, de estilo gótico-renacentista, y la iglesia del Divino Salvador, edificada a principios del XVI, de estilo gótico pero con influencias mudéjares. De ella, destaca la puerta principal, el elemento más antiguo del templo, y en su interior destacan tres púlpitos de estilo barroco, obra maestra de la rejería sevillana de finales del XVII, y la puerta de la sacristía.
En medio de su arquitectura popular destaca una casa-palacio, construida en el siglo XIX por un visitante de Madrid, y que posee cinco plantas y dos fachadas de estilos diferentes: la clásica y la árabe, ésta última en la parte posterior de la casa. En la producción artesanal, Cortegana se distingue por su alfarería y la confección de romanas, y en cuanto a la gastronomía, el gazpacho, la caldereta y sobre todo, el exquisito jamón serrano de la tierra.
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