En Roma podemos visitar una gran cantidad de lugares de enorme importancia histórica, ya que dicha ciudad es considerada la cuna de la civilización del Occidente y posee múltiples ruinas y diversos sitios de atracción para los turistas.
Las Catacumbas de San Calixto son un buen ejemplo de esto. Ocupan alrededor de treinta hectáreas de extensión, en donde se pueden encontrar alrededor de un millón de tumbas.
Esta zona comenzó a ser utilizada como lugar de sepulturas a partir del siglo II gracias a los Cecilios, una familia patricia de Roma. Cien años después, este espacio queda a cargo de la administración de la Iglesia de Roma. El lugar fue agrandado y establecido como el cementerio oficial de dicha iglesia.
Como ya hemos mencionado, el lugar posee treinta hectáreas, de las cuales más de la mitad son catacumbas. Dichas galerías subterráneas tienen longitudes de veinte kilómetros y, a veces, llegaban a constituir cuatro pisos superpuestos.
Antiguamente, en sitios como éste se enterraban a las personas de todas las clases sociales, tanto a los pobres y esclavos como a los ricos, debido a que no se podían instalar cementerios en los límites de las murallas. Por esta razón, las catacumbas románicas son muy comunes.
Este espacio está constituido por numerosas zonas de culto y cementerio, como el de San Calixto, el de Santa Sotera, el de Santos Marcos, el de Balbina y las Criptas de Lucina. Éstas últimas constituyen la zona más antigua del complejo, junto con la de “los Papas” y Santa Cecilia.
Para quienes estén interesados en visitar este lugar, se debe tener en cuenta que la entrada cuesta 8 euros y que las catacumbas se encuentran abiertas al público de jueves a martes de 9 a 12 hs. y de 14 a 17 hs. Además, cierra todos los días miércoles, el mes de febrero completo y algunos días festivos.