El Metro de Praga es una red de ferrocarriles metropolitanos que cuenta con tres líneas diferentes. Es considerado como el método más eficiente para recorrer la ciudad y el transporte más utilizado tanto por las personas de origen local como por los turistas que visitan la capital de República Checa.
En el año 1967 se decidió construir un tranvía subterráneo, por lo cual se inició su construcción. Sin embargo, el gobierno decidió que sería más eficaz construir un sistema de metros, por lo cual las obras continuaron llevándose a cabo pero el fin al cual se deseaba llegar era distinto. El metro comenzó a operar en el año 1974 gracias a la línea C. La línea A se inauguró en el año 1978, mientras que la B lo hizo en 1985.
Por año, todas las líneas son el transporte de aproximadamente 400 millones de personas, debido a que es la forma más sencilla, rápida y económica de movilizarse. Para los turistas, el metro puede ser una buena opción para desplazarse, ya que las tres líneas pasan por los atractivos más simbólicos de Praga.
El metro cuenta con 57 estaciones repartidas por toda la ciudad, la cual recorre básicamente bajo tierra, aunque también lo hace sobre la superficie en una especie de conductos eminentes.
En primer lugar, la línea A (de color verde) realiza un recorrido por la ciudad de noroeste a sureste. Si tomamos los metros de esta línea podremos llegar a Malá Strana, la Plaza de la Ciudad Vieja y la Plaza de Wenceslao.
La línea B (de color amarillo), por otro lado, realiza un trayecto que va desde noreste a suroeste. Gracias a ella se puede llegar a la Torre de la Pólvora. Por último, la línea C (de color rojo), recorre la ciudad de norte a sur y llega también a la Plaza de Wenceslao y la Torre de la Pólvora.