Visita la Abadía de Westminster

21 mayo, 2010
Fotografía. Wikipedia

Fotografía. Wikipedia

La Abadía de Westminster se ubica en Westminster, Londres, al lado del Palacio de Westminster. Se trata de una iglesia gótica del tamaño de una catedral y un sitio tradicional para las coronaciones y entierros de los monarcas ingleses, además de personajes famosos de la literatura y las ciencias.

De hecho, ser enterrado en la Abadía ha constituido a lo largo de la historia inglesa uno de los más grandes honores que se le podía rendir a una persona. Sus muros poseen excelentes ejemplos de arquitectura y arte medieval inglés, y hoy en día se ofrece a los visitantes en una perfecta combinación de Iglesia con Museo.

Exteriormente, la Abadía es imponente. Se destaca el techo de la capilla, resuelto con bóvedas de abanico de extravagantes molduras. Su construcción se inició en el año 1245, bajo el mandato de Enrique III y se levantó por encima de una añeja basílica.

En el lugar descansan los restos de poetas como Charles Dickens, Geoffrey Chaucer, Samuel Johnson y Rudyard Kipling, además de científicos británicos como Isaac Newton y Charles Darwin. Un dato curioso es que Oscar Wilde, tras años de marginación por su homosexualidad, consiguió una placa conmemorativa en el año 1995 a pesar de que su cuerpo está enterrado en el cementerio Père-Lachaise de París.

Una situación similar se dio con Michael Faraday, quien también posee una placa conmemorativa, pero su cuerpo yace en el cementerio Highgate de Londres. Otras personalidades ilustres enterradas en la Abadía fueron: William Shakespeare, Alexander Pope, William Turner, Laurence Oliver, Ernest Rutherford, Lord Kelvin y Johann Peter Salomon, entre otros. Además, hay muchos sepulcros con miembros de la realeza, príncipes y miembros de la familia real.

Otro dato peculiar es que la famosa Piedra del Destino (piedra de coronación escocesa), permaneció debajo de una silla de madera y formó parte de las ceremonias de coronación en la Abadía. Sin embargo, a mediados de 1996, el gobierno decidió devolverla a Escocia y hoy se puede apreciar en el Castillo de Edimburgo.