Pécs conserva monumentos arquitectónicos representativos de las distintas épocas de su historia. Gracias a la necrópolis paleocristiana (declarada Patrimonio de la Humanidad), al minarete, a la mezquita, al turbe (santuario turco), a las pequeñas casas de los granjeros búlgaros en las callejuelas que suben al monte Havi y a los palacios modernistas decorados con mayólicas de Zsolnay la ciudad disfruta de una diversidad emocionante.
Su casco histórico es absolutamente sorprendente. En él se produjo el hallazgo arqueológico romano más rico de la Europa Central: unas catacumbas paleocristianas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Pero también nos encontramos en Pécs con el mayor conjunto de monumentos otomanos de toda Hungría, entre los que se destaca la mezquita del Bajá Gazi Kasim, los baños del Bajá Memi, la mezquita del Bajá Hassan Jakovali -cuya excelente acústica se debe a que en sus paredes fueron empotrados jarros para lograr tal fin- o el mausoleo de Idris Baba.
Sin que nos olvidemos de acudir a la impresionante basílica de San Pedro, pasear la calle Káptalan -conocida como la de los museos– o callejear siguiendo el rastro de la porcelana Zsolnay por la ciudad.
Los festivales se sucederán sin pausa desde esta primavera hasta el otoño. Los conciertos de todo tipo de músicas darán vida a las plazas públicas hasta bien entrada la madrugada. Resultará entonces inevitable descansar en alguna de sus terrazas disfrutando de los mejores vinos de las montañas de Mecsek y Villányi y de los más sorprendentes y diversos sabores de la gastronomía magiar, o croata, o alemana, o gitana o balcánica…
Más información| Pannon-Volán, MÁV