Árboles, palmeras y flores de acero en leve y constante movimiento se pueden contemplar al aire libre, ocultos entre la vegetación de este Real Jardín. La exposición consiste en una selección de 30 esculturas en varios formatos, algunas de ellas de gran tamaño, del artista madrileño José G. Onieva.
El Real Jardín Botánico de Madrid acoge, hasta el 16 de abril, esta exposición de escultura llamanda Aequilibrium, en la que las obras expuestas parecen brotar y esconderse en los paseos del jardín.
Su singularidad radica en el propio concepto de las obras, en busca permanente de un equilibrio puro, en el entorno en el que se ubican. El contraste entre la vegetación del Botánico y estos enormes árboles de acero en movimiento que cobran vida por impulso del viento resulta fascinante. Porque a pesar del material con el que están hechas, son tan ligeras que el viento es capaz de moverlas, como si tuvieran hojas reales.
Nada más acceder al jardín por la Puerta de Murillo el visitante contempla un primer árbol, otro se sitúa en la Puerta del Rey, con iluminación nocturna, que permite su visión tanto a los viandantes como a los vehículos que circulan por el Paseo del Prado; el resto se distribuye entre algunos de los caminos más hermosos del Jardín y la fachada principal del Pabellón Villanueva.
En palabras del propio escultor, José G. Onieva, la muestra es una alegoría sobre la importancia de mantener nuestro planeta en su estado puro, es decir en un estado de permanente equilibrio.
Más información| Real Jardín Botanico, Aequilibrium