La separación de Yugoslavia durante los primeros años de la década del noventa trajo aparejada muchísimos conflictos diplomáticos y militares, los cuales devastaron muchísimas ciudades y regiones quemándolas casi hasta sus cimientos. Sarajevo fue una de las ciudades más afectadas por la guerra. Debido a los ataques y bombardeos que sufrió constantemente hasta el año 1995 destruyó gran parte de esta localidad, que actualmente es la capital de Bosnia-Herzegovina.
El período de posguerra y reconstrucción fue muy duro, pero en menos de ocho años la ciudad se reconstruyó casi por completo, aunque hay muchos sectores que todavía permanecen en ruinas. La vida de los habitantes de Sarajevo se ha desarrollado en el marco de muchos conflictos, pero en la actualidad está llevando un desarrollo normal y con tendencia a mejorar debido en gran parte al movimiento turístico que se acerca cada año en un número mayor.
La arquitectura reconstruida de esta ciudad de Bosnia permite reconocer la amalgama de varias culturas y religiones que conviven en armonía. Por ejemplo, estos son algunos de los sitios religiosos más importantes que se erigen sobre Sarajevo: la mezquita de Gazi Husrev Beg, la mezquita de Ali-Pasha, la Catedral del Sagrado Corazón, la sinagoga Askenazí, entre otros templos e iglesias ortodoxas.
Más allá de las construcciones religiosas, Sarajevo también ofrece otro tipo de atracciones como museos, aguas terapéuticas y balnearios. Las aguas termales más conocidas se encuentran en la zona de Ilidza, y también se puede visitar el Río Bosnia y las cuevas de Vrelo Bosne.