En 1.756, nació en Salzburgo (Austria), el genial Wolfang Amadeus Mozart. En esta casa del 9 de Getreidegasse, residió el compositor durante los primeros 18 años de vida, ahí pasó su infancia y juventud. Una casa que está ligada inevitablemente a la ciudad que le vio nacer, la bella Salzburgo.
La figura de Mozart es uno de los reclamos turísticos del pais austriaco, y desde hace bastante años atrae a un buen puñado de personas hacia la casa natal, en Salzburgo, pero esta ciudad encierra otras bondades que la hacen muy atractiva para todo aquel que la visite.
Vayamos por partes: Si se considera un melómano o simplemente siente curiosidad por conocer dónde y de qué manera vivió Mozart, su casa natal se ha convertido en un Museo, en el que se exponen varios de los violines que utilizó en sus precoces conciertos, su clavicordio y pianoforte, con el que tanto su padre como él y su hermana interpretaron distintas composiciones, y algunos otros recuerdos de la familia, como cartas, cuadros y objetos de gran valor.
Desde 1985, se ha reconstruido una casa plebeya al estilo ‘Mozart’, con reproducción de muebles de la época (algunos son originales) y diferentes estancias.
Pero, Salzburgo ofrece algo más. Bastante más, diría yo. Para empezar, su centro histórico es uno de los mejores preservados en la actualidad y, prueba de ese ‘celo’ por parte de las autoridades, ha sido el reconocimiento otorgado por la UNESCO, que catalogó esta zona como Patrimonio de la Humanidad. La impresionante Fortaleza Hohensalzburg, construida en 1.077, toda una obra de ingeniería medieval, con torreones, muros y trincheras, debe contemplarse, especiamente por la noche.
Y si seguimos, no pararíamos. La catedral y su museo, el monasterio de San Pedro, el cementerio, dos imponentes castillos: Mirabell y Helbrunn, y otros importantes museos: Rupertinum (Museo de Arte Moderno), Stille Nacht Museum, Haus der Natur Salzburg (Museo de la Naturaleza).
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