En Noruega, los vikingos edificaron curiosas iglesias que reciben el nombre de “stavkirkes”. Están formadas por troncos de árbol colocados verticalmente.
Entre los numerosos vestigios dejados por los vikingos, las iglesias de madera son el testimonio de su piedad en los primeros tiempos de su conversión al cristianismo. La teoría más seguida, viene a decir que su origen tiene una relación de similitud con la basílica románica.
La iglesia de Torpo (debajo), ha sido reconstruida en el museo al aire libre de Oslo. La de Borgund (arriba), intacta desde su construcción en 1150, está edificada con troncos de árboles escuadrados y recubierta con tejas de madera. Tiene un raro parecido con las pagodas orientales, con sus cornisas adornadas con cabezas de dragones, ornamento común a los vikingos y a los asiáticos.
Tanto en el interior como en el exterior, estas iglesias están ricamente decoradas con pinturas y esculturas policromadas.
Actualmente sólo quedan en pie unas 28 stavkirke en Noruega. Hace unos años, un hombre algo desequilibrado quemó unas cuantas y se deshizo de ellas (¡Cómo no! siempre hay algún loco quemando arquitectura)
Una de las iglesias, la de Urnes, a la que se considera la más antigua, es considerada por la UNESCO, parte del Patrimonio de la Humanidad.
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