Estamos hablando de una de las mayores áreas (por su extensión) protegidas de Europa. Los o Las arribes del Duero conforman un paraje natural, único en este continente. Alrededor de un centenar de kilómetros recorre estas riberas rodeadas por profundos barrancos, peñas y escarpados que impactan por su fuerza y vistosidad. La profunda brecha marcada por el río Duero a su paso por España y Portugal, ha dejado su impronta en un paisaje contrastado y lleno de historia.
Acercarse hasta algunos de los municipios que rodean al parque natural de Arribes del Duero es encontrarnos con porciones de historia condensadas entre calles y plazas, con marcado sabor medieval. El carácter fronterizo del territorio le ha conferido desde siglos atrás su peculiar configuración geográfica: desniveles de vértigo en tierras graníticas de inusitada belleza, pueblos encajonados que han sabido vivir de la fertilidad de sus aguas. Afluentes como el Tormes, el Águeda, Esla…
Entre los muncipios, en la parte española, Fermoselle es su capital. Este singular pueblo zamorano es una de las villas con más antiguedad de las que se tiene constancia en Castilla y León. Sus antepasados datan de época romana y prerromana, y durante siglos obtuvo importantes privilegios por parte de la corona castellana.
Desde rincones como Ambasaguas o desde lo alto del pueblo se obtienen imágenes espectaculares de los alrededores, en parte porque es allí donde el Tormes desemboca en el Duero, lo que lo convierten en uno de los puntos referenciales de cualquier visita turística a la zona. Dedicado al cultivo del vino y el olivo, en los últimos años, la huella de la emigración ha dado paso al turismo rural: casas rurales, actividades senderistas…
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Más info|Douro Internacional (Parque Natural del Duero. Portugal)
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