Un paseo por Essaouira

3 diciembre, 2009
Fotografía:   por Alain Bachellier

Fotografía: por Alain Bachellier

Una ciudad hecha de viento y luz, que nace y muere a diario abrazada al Océano Atlántico. Se trata de Essaouira, que se ha convertido en una escala imprescindible en cualquier viaje a Marruecos.
La luminosidad de esta pequeña ciudad blanca llena el aire de vida y de sabor, atrapando al visitante en una dulce telaraña de aromas y colores.

La historia de la ciudad empieza en el año 700 a.C. cuando los fenicios hacían escala en las islas de Mogador –como antes se le llamaba a la ciudad–, también pasaron los romanos, los cartagineses, los bereberes, los portugueses y los franceses. Por ella han pasado muchas culturas y también ha enamorado ha gente como Orson Welles, Jimi Hendrix, Cat Stevens, Frank Zappa, Leonard Cohen, Tenesse Williams…

Es una pequeña ciudad portuaria, una bella ciudad que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2001. Essaouira mantiene el encanto y la autenticidad de una tierra perdida en el tiempo.

Cuando se recorre Essaouira, se tiene la impresión de atravesar callejuelas y plazas conocidas, colores y casas familiares. La arquitectura de Portugal se palpa a cada paso: casas blancas, puertas y ventanas azules y amarillas, belleza decadente desperdigada en rincones oxidados, incluso la atmósfera de lentitud lusa sigue instalada en los rincones del pueblo.

Fotografía:  por Vince Millett

Fotografía: por Vince Millett

La bahía de Essaouira, bañada por las olas de las islas de Mogador, es un paraíso para los aficionados a los deportes del viento, gracias a que soplan los alisios, vientos constantes y fuertes, muchos días durante todo el año. En sus costas se pueden realizar surf, windsurf o kitesurf.

Info| dondeviajar.es , essaouira