La mayoría de los viajes que se organizan en el mundo son a destinos terrestres. Esto, que puede parecer una obviedad de lo más banal, no deja de ser curioso en un planeta en el que las tres cuartas partes de su superficie están cubiertas de agua. Sí, así es. Por eso, las opciones de viajes marítimos merecen ser valoradas, tanto como eficaces y placenteros desplazamientos entre dos puntos, así como un destino viajero en sí mismos.
Esta última idea es la que explotan los cruceros. Paquetes vacacionales que presumen de visitas a islas o ciudades portuarias, pero en las que el principal atractivo en el propio viaje en barco. Estos grandes barcos ofrecen todas las ventajas, comodidades y oportunidades de ocio en su interior. Del mismo modo, hacer parada cada dos o tres días y poder visitar una preciosa ciudad es, también, un gran aliciente.
Para disfrutar más de este tipo de viajes es mejor pensar y reservar con antelación, conocer las ofertas para las visitas terrestres y, por supuesto, resultan recomendables para viajeros más apacibles, que disfruten de la tranquilidad del pasar de las horas.
Otra opción son los ferrys. En medio del uso generalizado del avión, los ferrys dan opciones de desplazamiento, regalándonos una experiencia totalmente distinta. Son especialmente recomendables para viajes en los que hayamos llevado el coche, porque nos permiten ampliar horizontes.
Así, de pronto se me vienen a la cabeza los que salen de Alemania con destino a los países nórdicos. Una buena parada al volante, para recuperar fuerzas antes de cubrir nuevas etapas.
De todos modos, sea cual sea la opción, por favor no olvidar tomar precauciones contra los mareos, los efectos de los rayos del sol y llevar en la maleta la ropa de baño, que nunca se sabe cuando nos puede hacer falta.