Las Islas Solovetsky, situadas al norte de Rusia, en la desembocadura de los ríos en el Golfo de Anega en el mar Blanco. El archipiélago consta de siete islas, administradas desde Arkángel, de las que la más importante es la de Bolshoy Solovetsky, también la de mayor tamaño, con 246 kilómetros cuadrados.
Este territorio, del que la UNESCO eligió su conjunto histórico y cultural como patrimonio de la humanidad en 1992, tiene su elemento más representativo en el Monasterio de Solovetsky. Este enclave de la religión rusa ortodoxa fue fundado en el siglo XV y alcanzó su máximo esplendor a finales del XVI, cuando era un importante centro económico y social de la región.
La actual fortaleza y sus torres más importantes fueron erigidas en piedra durante el reinado de Iván El Terrible. La abadía tomó partido en las más importantes disputas de la historia rusa, participando activamente en conflictos como el asedio del Zar Alejo, así como el enfrentamiento con invasores extranjeros en las guerras de Livonia, la de Crimea o durante la propia revolución rusa.
De hecho, durante la década de los años 20 del siglo XX, la URSS convirtió el monasterio en un centro de internamiento y trabajos forzados, un Gulag tal y como lo llamaban, se mantuvo con vida hasta la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad ha retomado su actividad religiosa, aunque con un número pequeño de monjes. De todos modos, el valor cultural y social de la edificación, así como lo destacado del entorno natural, lo ha convertido en un destino turístico destacado para todos aquellos que buscan una forma distinta de viajar.