La pequeña Isla de Saint Barthélemy es uno de los lugares con más encanto de todo el Caribe. En sus apenas 21 kilómetros cuadrados es el destino perfecto para los viajeros que gustan de los espacios idílicos y de las cosas pequeñas y perfectas.
Se puede disfrutar de unas playas magníficas por cada uno de sus costados, pero, sin duda, hay tres en concreto que conforman la joya de la corona de esta isla francófona. Estas son las playas de Grand Cul de Sac, la Grande Saline y la fantástica Anse du Gouverneur, que se quedará grabada en la retina del visitante durante mucho tiempo.
La primera de ellas, Grand Cul de Sac, es una playa con aguas muy bajas y claras, protegida por arrecifes, con lugares excelentes para disfrutar de una excelente comida francesa. Resulta una playa perfecta para jornadas con los más pequeños de la familia y cuenta con buenas zonas para practicar el surf y avistar bandadas de pelícanos.
La Grande Saline es la favorita de todos los habitantes de la isla, destino preferido de la juventud y con espacios donde practicar el nudismo. Es muy recomendable para nadar en sus aguas y, a pesar de que en ocasiones pueda levantarse algo de viento, en unos días en ella, podemos entretenernos con la animada vida local.
La última de estas tres maravillas, pero probablemente la más llamativa, es la playa de Anse du Gouverneur. Tan grande como la Saline, pero algo más recóndita, posee las mejores zonas de buceo de toda la isla. Además, si contamos con gran experiencia en este deporte, quizás pueda encontrar uno de los tesoros piratas escondidos de los que hablan las leyendas.