Uno de los últimos refugios del oso pardo, sus lagos y sus singulares valores etnográficos lo caracterizan y lo dotan de atractivas peculiaridades respecto a otros territorios. Eso es el Parque Natural de Somiedo, un espacio de trescientos kilómetros cuadrados que ofrece al caminante un espectáculo de valles al sur de Asturias, en el linde con la provincia de León.
Las difíciles condiciones de vida que en su momento imperaron en los cinco valles que forman el territorio de Somiedo han permitido que en él se conserven vestigios de épocas pasadas, hórreos y casonas que siguen dando cuenta, décadas después, del trabajo que campesinos y “vaqueiros” desempeñaron durante siglos en estas tierras.
Un escenario en el que los bosques cubren casi una cuarta parte del concejo, con predominio de hayedos y robledales. Un lugar en el que sobreviven urogallos y el mayor núcleo de osos pardos de la Península, especies amenazadas a las que aquí se sigue respetando.
Un punto imprescindible del territorio de Somiedo es el Lago del Valle, el mayor de Asturias, de origen glaciar y a más de mil quinientos metros de altitud. El municipio, de hecho, se caracteriza por presentar un gran número de lagos, la mayoría de pequeñas dimensiones pero ubicados en espectaculares enclaves.
Tampoco podemos perdernos una visita a La Peral, al sur del Parque Natural. Este enclave tiene la peculiaridad de ser uno de los últimos pueblos hasta los que todavía se continúan trasladando en verano los vaqueiros de alzada.
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