Una plaza llena de historia

16 octubre, 2014
plaza ciudad vieja Praga

Fotografía de Feli García

Praga es una de las veinte ciudades más visitadas del mundo. No sorprende, pues es única por la belleza de sus monumentos y además cuenta con una amplia oferta cultural. Su casco histórico, compuesto por cuatro barrios principales, es Patrimonio de la Humanidad desde 1992.

Y es en uno de esos barrios, en Staré Mèsto, donde se encuentra un lugar fascinante: La Plaza de la Ciudad Vieja. Si nos colocamos en el centro y giramos sobre nosotros mismos, nos encontramos con un conjunto histórico-monumental impresionante.

La joya de la corona seguramente es el Reloj Astronómico. Construido en 1410 por el maestro Hanus (quién según la leyenda fue mandado cegar por los concejales de la ciudad para que no pudiera repetir su trabajo en otra ciudad) es el último en el mundo que da la hora centroeuropea, babilonia y estelar. También ayuda a determinar la posición de los cuerpos celestes. Además tiene doce medallones que conforman el calendario, los motivos de los cuales fueron pintados por el artista checo Josef Mánes.

En medio de la plaza encontramos un interesante monumento, el erigido en honor a Jan Hus, un precursor de la Reforma Protestante, quien fue quemado en la hoguera tras ser condenado por hereje en el Concilio de Constanza. Su crimen, denunciar la corrupción moral del clero y atacar la venta de indulgencias. El conjunto, con la estatua de Jan dirigiendo su mirada a la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, permanece como testigo silencioso de siglos de intolerancia religiosa.

La Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, construida sobre una antigua iglesia románica siguiendo el estilo gótico tardío, es símbolo del gótico en Praga. En su interior se mezclan diferentes estilos… gótico, barroco, renacentista… aunque quizá sea su aspecto exterior lo más llamativo para el visitante… con dos torres de construcción asimétrica que alcanzan los ochenta metros de altura.

La Iglesia de San Nicolás, una obra maestra del barroco; la Casa U Minuty, con su fachada de esgrafiados, donde pasó Kafka su infancia; el Palacio Golz-Kinsky, que con su fachada de estilo rococó complementa la diversidad de estilos arquitectónicos que encontramos tan solo en ésta Plaza. Y aún queda el resto de la ciudad, pero de eso nos ocuparemos otro día.