¿Conoces “La Perla del Danubio”? Buda…

6 octubre, 2014
castillo buda

Fotografía de Ramón Cutanda

Asumámoslo, el verano se ha terminado y para la mayoría de nosotros, con él las vacaciones. Ahora toca arañar los pocos días libres que puedan quedar, juntarlos con los puentes (de haberlos) y organizar una escapada, o al menos un fin de semana largo.

La buena noticia es que a pocas horas de viaje en avión se encuentra una gran variedad de destinos europeos muy interesantes, ciudades preciosas perfectas para una escapada de dos o tres días.

Una de ellas es sin duda, Budapest. Llamada la “Perla del Danubio” está formada a partir de dos ciudades, Buda y Pest, que se encuentran separadas por el Danubio y conectadas a través de ocho puentes. El más antiguo de éstos es el Puente de las Cadenas, uno de los símbolos más representativos de la ciudad.

En la parte montañosa se encuentra Buda. La manera más pintoresca, y quizá también la más cómoda de llegar hasta la Colina, es cogiendo el funicular que está frente al Puente de las Cadenas. Un puente que dicho sea de paso, gana mucho si se cruza caminando al anochecer. Las vistas son impresionantes. Al llegar a la Colina de Buda podemos optar por visitar el Castillo, el Bastión de Pescadores, o simplemente deambular por las callejuelas.

El Castillo de Buda, también Patrimonio de la Humanidad, data del siglo catorce, aunque su aspecto ha ido cambiando a causa de remodelaciones y restauraciones a lo largo de los años. También se le conoce como Palacio Real, porque fue la residencia oficial de los reyes de Hungría. Actualmente alberga una Biblioteca, la Galería Nacional y el Museo de Historia, además de unos preciosos jardines donde descansar y disfrutar del panorama.

El Bastión de Pescadores es un mirador situado cerca de la Iglesia de San Matías, desde donde se consiguen las mejores vistas del Parlamento. Sus siete torres representan a las siete tribus magiares que se fundaron Hungría, y debe su nombre al grupo de pescadores responsables de defender éste enclave en la Edad Media.

Mención aparte merecen los restaurantes y cafés que se encuentran en las callejuelas de la colina. Recientemente un amigo me dijo que en mis entradas hablo mucho de comida y poco de monumentos, y puede que tenga razón, pero es que en los viajes… ¡¡una tiene que comer!! Hay muchos platos húngaros deliciosos, pero yo me quedo con uno sin duda alguna: el goulash. Y si un violinista vestido a la usanza tradicional húngara ameniza la velada mientras degustas esa exquisitez local, (como nos pasó a nosotros…) pues mejor que mejor.

Y nos queda Pest, al otro lado del río… eso lo dejo para el próximo día.