Es desde 2004 que en Barcelona se ha comenzado a respirar el espíritu “antitaurino” y, finalmente, en julio de 2010, el Parlamento catalán anunció el fin de este masacre en 2012.
Esta decisión ha dividido a los españoles. Si en Madrid y Pamplona las corridas de toros pueden ser consideradas como un “deporte nacional”, Cataluña (junto con las Islas Canarias desde 1991) va corriendo en la dirección opuesta.
Galicia y otras regiones del norte de España, donde las corridas de toros no son parte de las tradiciones locales, se alinearán a los principios de Cataluña y de las Islas Canarias. En Madrid y Andalucía se necesitará más tiempo, ya que la tradición sigue siendo muy fuerte.
El último espectáculo en Cataluña lleno de melancolía tuvo lugar el pasado 25 de septiembre, en Barcelona y para la ocasión no se usaron las banderillas.
¿Qué habrá de la Monumental? Seguramente la plaza de toros seguirá en pie pero con otros fines “menos crueles”.