Se trata de un país sin litoral montañoso que está ganando una reputación asombrosa e ideal como destino ecoturístico. Sus numerosos ríos que cruzan el país así como sus parques nacionales son ideales para realizar todo tipo de actividades tales como trekking, kayak y espeleología.
La capital, Vientiane, en tanto, y las principales ciudades aún se mantienen lejos de los principales desarrollos modernos, siendo la arquitectura tradicional y colonial la que domina en las calles más representativas.
Laos es uno de los escasos países comunistas que han quedado en el mundo. Repasando algo de historia podemos recordar que hasta en 1988 los turistas no eran bienvenidos, sin embargo, los tiempos han cambiado y ahora es posible viajar por los diferentes centros de turismo disponibles. De esta manera, todo parece indicar que la fuerte tendencia seguirá creciendo y en un tiempo no muy lejano, Laos será uno de los destinos más interesantes por los que viajar.
Mientras tanto, podría decirse que Laos aún sigue siendo relativamente aislada y lejos de ser una nación desarrollado. El mejor atractivo lo encontramos en Vientiane, la capital del país que es muy conocida por su ritmo lento y algo precario podría decirse. Aún así, Vientiane tiene tanto por ofrecer en construcción y legado histórico.
Así por ejemplo podemos dar una vuelta por Luang Prabang considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de una verdadera belleza natural con un pequeño desvío a la Llanura de las Jarras y que nos permitirá disfrutar de una experiencia relajante, estimulante y meditativa.