Fotografía: Wikipedia
En el sur de Jordania, aproximadamente a 300 kilómetros de la capital Ammán, una estrecha franja de asfalto se aleja de la carretera principal en uno de los entornos naturales más espectaculares de Oriente Medio; se trata del hermoso paisaje del desierto de Wadi Rum.
El paisaje rocoso se ha resistido durante milenios en cúpulas bulbosas y crestas extrañas con texturas que parecen fundidas con velas de cera. Aún así, es el simple volumen de estas montañas lo que más impresiona y llama la atención. Algunas de estas montañas cuentan con flancos verticales, lisos, cicatrices, goteos y una extraordinaria fusión con el ardiente sol de la ciudad.
Por su parte, los corredores de nivel intermedio de arena roja suave sólo se suman a la imagen de las montañas como islas en un mar monumentalmente seco. De esta manera, a través de las redes de cañones y barrancos, que dicho sea de paso son atravesados por puentes de roca formados por su forma natural y regado por manantiales ocultos, las montañas ofrecen una abundancia de oportunidades para realizar una avezada aventura a pie que puede durar una gran cantidad de horas o días completos sin ver un alma.
En tanto, es recomendable que durante el tiempo que se encuentre en Jordania, considere seriamente pasar al menos una noche en el hermoso espacio natural de Wadi Rum, que muy lejos en el desierto profundo, dispone de un atardecer majestuoso así como el frío de la noche que toma el relevo del calor del día. La claridad del aire del desierto es capaz de producir un cielo estrellado con la belleza cautivadora de la naturaleza más limpia y preciosa.