Tenerife, encuentro entre una movida y la cotidianidad encerradas en el mismo lugar, integradas perfectamente. Responde a las exigencas de quien ama el mar y quiere concederse unas vacaciones también en invierno, en las negras playas del lugar.
Playas artificiales pero absolutamente acogedoras, llenas de turistas y de noches de diversión y música. Mientras los aficionados de surf van a la Playa de las Américas, a la Playa de los Cristianos, a la Playa de Adeje y a la de El Medano.
Maravilloso el espectáculo que se admira desde los acantilados de Los Gigantes, altos 600 metros, por encima rozan el cielo y por debajo el mar. Como maravillosa es la vegetación, tropical y lozana en el norte y árida en el sur. Que no falte una visita al Parque Nacional del Teide, Patrimonio de la Unesco y Tesoro de España. Pulmón de la isla que acoge el volcán del Teide, con sus 3.718 metros que es posible escalar.
Pero Tenerife es también historia, cultura y patrimonio artístico que podemos descubrir a través de sus museos, puertos, majestuosas iglesias, parques marítimos y a través del parque natural tropical.
Tenerife es todo esto y seguramente mucho más, cosas que no se pueden describir con pocas palabras y si desean conservar un buen recuerdo terminen la jornada cenando pescado y bebiendo vino blanco local en una terraza asomada sobre el mar.
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