Siracusa es una pintoresca ciudad, la cual resulta ideal para aquellas personas que disfrutan visitando sitios históricos y también para los aficionados del mundo grecorromano. Esta localidad fue fundada en el siglo VIII a.C, con la característica destacable de que en esa época era tres veces más grande que la Siracusa que podemos visitar en la actualidad. De hecho, en ese entonces era la tercera ciudad más rica del mundo heleno y una de las más destacables del Mediterráneo.
Si tienes pensado viajar a esta maravillosa localidad, no dudes en darte una vuelta por la isla de Ortigia. Se trata de un lugar muy bonito en donde es posible hospedarse y cenar en algún restaurante para probar las comidas tradicionales de la ciudad. Otras atracciones de la isla de Ortigia son el Templo de Apolo y el paseo marítimo que permite conocer a fondo las calles repletas de gente y el Duomo.
A pesar de esto, los atractivos turísticos más importantes se encuentran en la parte continental de Siracusa. Allí es posible encontrar un encantador barrio denominado Neápolis. En dicho barrio está el Santuario de la Madonna delle Lacrime, un centro de peregrinación de católicos de todo el mundo que llama la atención por poseer un enorme cono invertido de aproximadamente 80 metros de altura.
Otros lugares que se pueden perder en una visita a Siracura son: la Latomia de los Capuchinos (una antigua prisión), la Basílica de San Giovanni, el Castello Eurialo, el parque arqueológico, el teatro griego, el anfiteatro romano y la Oreja de Dionisio (una cantera en forma de oreja).