No fue el fuego ni el Vesuvio a destruir Pompeya en el lejano 79 d.C., fue el agua y sucedió en 2010. Esto es cuanto encontramos hoy en la primera página de todos los periódicos italianos, ante la indignación de políticos y ciudadanos: ayer sábado 6 de noviembre fue un día muy triste para Italia, un día que va a entrar en la historia, la Domus de los Gladiadores ha sido destruida por el agua.
Parece una cosa irónica, pero las grandes lluvias caídas en estos días en el territorio italiano han causado muchos daños, uno de ellos justo la destrucción de la Domus de los Gladiadores de Pompeya, un sitio arqueólogico que, siendo Patrimonio de la Humanidad, en teoría debería ser protegido por la Unesco, pero que en práctica ha sido dejado a su suerte, sin la debida manutención, y el trágico episodio es ahora la verguenza que resalta en todo cotidiano y telediario italiano y extranjero.
La Domus de los Gladiadores era una construcción con frescos en las paredes y un mosaico en la entrada. Antes se derrumbó el muro y luego el peso del techo, que es de cemento armado, hizo lo demás. Los daños han sido atribuidos a las filtraciones de agua causadas por las grandes lluvias, como íbamos diciendo. La Domus de los Gladiadores se encontraba en una calle muy recorrida por los turistas, via dell’Abbondanza, cuya entera zona ahora ha sido cerrada y los turistas son dirigidos hacia caminos de visita alternativos.
Es verdaderamente una lástima que los turistas ya no pueden beneficiar de su visión. Mientras tanto la polémica y las acusas continúan, como el mismo deterioro de la ciudad.