Al segundo puesto, de entre los edificios más espectrales del mundo, hemos situado el Castillo de Corvin (Hunedoara, Rumania); lugar donde no encontraréis a Drácula (¡pero quién sabe!) pero que emana un encanto macabro gracias a sus arquitecturas góticas, justo para quien ama visitar los cementerios y todas esas cosas.
Los rumenos consideran el Castillo de Corvin una de las 7 maravillas de su tierra y el más importante monumento de arquitectura gótica de Rumania.
El castillo, conocido también como el castillo de los Hunyadi, se levanta sobre el sitio de un antiguo castrum romano en el centro-sur de Rumania, en la provincia de Hunedoara que hace parte de la histórica región de Transilvania.
La historia del castillo, que hoy ha sido convertido en un museo que aloja muestras y conciertos, empieza en el siglo XV, cuando inició su construcción. Entonces Transilvania se encontraba bajo la administración del Reino de Hungría. El Conde Juan Hunyadi (en rumano Iancu de Hunedoara), gobernador de Hungría, deseaba transformar el antiguo castrum romano en un castillo fortificado; fueron introducidos muchos elementos que para la arquitectura militar de Transilvania entonces eran una verdadera novedad, como las torres de defensa y los puentes levadizos.
Sucesivamente, con Matías I Corvino (Matías Hunyadi, rey de Hungría e hijo del príncipe Iancu de Hunedoara) el castillo fue transformado en una lujosa residencia señorial. Matías I Corvino fue aliado y luego enemigo del príncipe de Valaquia, Vlad Tepes III, mejor conocido como Drácula, cuyo nombre está enlazado al castillo de Bran, siempre en Rumania.