Al llegar el verano, todo el casco viejo de Lucerna se llenan de terrazas. Situada a orillas del Lago de los Cuatro Cantones, Lucerna sorprende por su cultura y sus bellos paisajes.
Una ciudad medieval que se conserva espectacularmente. Calles para descubrir sus casas históricas que guardan numerosas leyendas como la de los Soldados de la Guardia Suiza. La ciudad, presidida por un viejo puente de madera, está rodeada por cantones que rodean el hermoso lago de 114 kilómetros cuadrados.
Y aquí también vuelve la leyenda. Se dice que Guillermo Tell, realizó el juramento de fidelidad durante la fundación de la Confederación Helvética. Y a partir de ahí, el Lago y Lucerna fueron conocidos por todo el mundo. Junto a la ruta románica de San Gotardo, son muchos los turistas que lo recorren en alguno de sus vapores y barcos de motor que parten de la ciudad.
El lago, rodeado de cantones, recorre las aguas del río Reuss, penetrando en la ciudad a través de sus cuatro puentes construídos entre los siglos XII y XV. El más célebre, el de madera, ‘Kapellbricke’, se incendió en 1993 pero fue reconstruido y sigue, hoy, luciendo, sus famosos frontones triangulares con escenas de la historia de Suiza.
Y para gozar de una buena vista áerea, tiene dos opciones: subir al Monte Pilatus o el paseo por la muralla Museggmauer, que conserva la fortificación. Desde ahí podrá descender a las calles más céntricas, al viejo casco, con plazas medievales como la del Vino, que conserva la fachada más antigua de todo Lucerna o la primera casa de huéspedes de la ciudad, donde se hospedó Goethe.
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