Con el nombre de su fundador (Pedro el Grande), se construyó en una parte gélida y pantanosa del país dónde los vientos y las inundaciones hacían la vida imposible a quien osaba atravesarla. La idea era levantar la ciudad moderna que necesitaba la madre Rusia, que hiciera de puente con Europa. Sin duda, lo consiguieron.
Diseñadores y arquitectos franceses, italianos y holandeses se encargaron de decorarla con museos, hermosos parques y majestuosos palacios.
No te puedes perder el magnífico Museo Hermitage; la fortaleza de San Pedro y San Pablo con las tumbas de los zares rusos; el Palacio Yusupov dónde asesinaron a Rasputin; la catedral de San Isaac que es la más grande de la ciudad; la conocida iglesia de la Sangre Derramada; Peterhoff considerado el Versalles ruso con palacios, fuentes y estatuas doradas; la avenida Nevsky; el malecón del río Neva para disfrutar de vistas espectaculares; el antiguo barrio histórico “dostoevsky“, y el bohemio jardín de verano.
Para desplazarte por la ciudad lo mejor es el metro.Es el más profundo del mundo. Las estaciones más antiguas conservan el puntito de majestuosidad que se ve a lo largo de la ciudad. En algunas hay grandes puertas de acero tapiando el anden. Las puertas se abren justo cuando llega el tren, para evitar accidentes.
La bebida más popular no es el vodka, sino la cerveza Baltica. Las botellas son de medio litro y las venden en puestos callejeros las 24 hrs del día.
La mejor época para visitar la ciudad es entre Mayo y Octubre. Las temperaturas en esos meses oscilan entre los 15/25º. No obstante, en invierno es muy bonito ver la ciudad nevada con los ríos y lagos helados.
Más información| San petersburgo, Hermitage Museum, San Petersburgo Wikipedia