En el cruce de caminos entre Venecia y Florencia, aparece Bolonia. La ciudad conserva el casco histórico más impresionante de los que se conocen en Italia, después de la ciudad veneciana. La ciudad de las altas torres, y de un romanticismo inusitado…
Y es que Bolonia, a pesar de no estar entre las ciudades ‘top’ para el turismo, es contradictoriamente, una de las más atractivas, y lo es por muchos motivos. Visitar sus empedradas calles, sus casas señoriales con sus característicos tejados rojos, recorrer algún que otro canal veneciano y disfrutar de su extensa red de museos gratis, son platos más que apetecibles para visitarla.
De entre tal cantidad de historia, la Piazza Maggiore, sobresale por su belleza. A cada paso, la plaza está rodeada por impresionantes muestras arquitectónicas. La Basílica de San Petronio, construída con el dinero de los propios boloñeses, llama su atención por su reloj solar tan característico. Ahí fue coronado como emperador Carlos V.
Completan este magnífico ‘teatro’ de arte, palacetes como el de Los Notarios, el Palacio Comunal, el Palacio del Rey Ezo, el Palacio de Podesta y el de los Banqueros y especialmente, la fuente de Neptuno, símbolo del poder pontificio, cuya estatuta estuvo tapada durante muchos años con un calzón de bronce para tapar intimidades.
Además de la Torre Asinelli, la más alta de Bolonia, la Torre Garisenda, mencionada por Dante en la Divina Comedia , la Universidad más antigua de Europa, y dos templos emblemáticos en las proximidades, San Michelle in Bosco y San Luca, de los que les hablaremos en una próxima ocasión.
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