En un pequeño pueblo de Rumanía existe gracias a la creación del escultor Stan Ioan Patras, lo que se conoce popularmente como el “Cementerio Feliz”.
El Cementerio de Sapanta, ocupa el primer puesto entre los monumentos funerarios más visitados de Europa y el segundo del mundo, por detrás del Valle de los Reyes de Egipto.
En este pequeño pueblo campesino de unos 5.000 habitantes, consideran que la muerte es un fenómeno natural que uno acepta, aunque no se busque. Esta creencia está relacionada con la cultura dacios, cuya filosofía estaba basaba en el cálculo de la inmortalidad y en que la muerte es un motivo de alegría, pues esa persona pasa a otra vida mejor.
Aquí se puede ver la historia del pueblo y las costumbres de sus habitantes, las tumbas han sido talladas y pintadas de azul, decoradas con el retrato del difunto en su trabajo o haciendo lo que más le gustaba en vida. Bajo la talla pintada le sigue un epitafio que está escrito en primera persona.
La primera de estas cruces fue tallada en 1935, en el cementerio existen unas 800, que convierten el lugar en un museo al aire libre y una atracción turística única.
Este arte de esculpir las maderas es transmitido de padres a hijos, a través de generaciones, el proceso de preparar la madera de los bosques de robles, secarla, cortarla, dibujar los motivos, esculpirla y pintarla es lento y trabajoso.
Vía| revista adios
Más Información| wikipedia