Al azar del camino se pasa junto a puestos de mercancías para los turistas pero también se vislumbra la vida diaria de las señoras que van a comprar toallas o sazonador para el pollo. Y la organización de los barrios. Cada uno tiene una mezquita, una madraza -una escuela coránica reconvertidas todas ahora en guarderías- un baño público, un horno comunal y una fuente. Todas las instalaciones públicas a corta distancia de cada casa.
Hay alguna novedad en este mundo que parece inmutable. Todas las azoteas de la medina están cubiertas de antenas parabólicas. Y, en el zoco y en las calles cercanas, están apareciendo tiendas de cooperativas de mujeres y de organizaciones que buscan el desarrollo de programas de ayuda a artesanos o campesinos.
Al-Kawtar vende telas y ropa, Kif-Kif vende muebles y complementos de decoración, la Cooperative Artisanale Femmes de Marrakesh (Souq Kchachbia) ofrece sobre todo tejidos trabajados por las mujeres de la cooperativa.
Para comprar productos de argán, una buena dirección: Assous Cooperative d’Argane (rue el-Mouassine, esquina con rue Sidi el-Yamani). El mundo del comercio en el zoco está cambiando un poco, casi siempre de la mano de las mujeres.
En el extremo norte del zoco se encuentra la madraza de Ben Yusuf, la más espléndida de todo Marruecos, con una decoración que a primera vista recuerda mucho a la Alhambra. A pocos metros se encuentra el Musée de Marrakech, en el antiguo palacio de Menebhi, perfectamente restaurado.
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